EFEMÉRIDES: 24 DE OCTUBRE CAMBIO CLIMÁTICO Y GÉNERO
Desde las diferentes perspectivas desde donde se puede contemplar la relación entre cambio climático y género: contribución a que se produzca, efectos de dicho cambio climático en las personas y conocimiento de las opiniones y actitudes que suscita este fenómeno. La “cuarta dimensión” haría referencia a las oportunidades asociadas a la lucha contra el cambio climático, donde las mujeres no pueden estar al margen. Según la Comisión Europea a pesar de las importantes inversiones adicionales que se requieren en todos los sectores económicos de cara a una necesaria y profunda transformación ecológica, ésta también acarreará efectos generales positivos pues, aun cuando se descarbonice por completo, la economía de la UE se habrá más que duplicado de aquí a 2050 en comparación con 1990. En estas estimaciones no se incluyen las “ventajas” que se derivan de evitar los daños producidos por el cambio climático y los correspondientes costes de adaptación, lo que quiere decir que la transición también estimulará el crecimiento en nuevos sectores económicos (Comisión Europea, 2018 bis). Entre las tendencias que debe facilitar dicha transición climática están, además del uso de nuevas tecnologías de apoyo a la descarbonización, el pleno desarrollo de energías alternativas, la adaptación de vehículos o de electrodomésticos, etc. , así como otras oportunidades laborales ligadas al despliegue del llamado “empleo verde”, el “empleo azul”, la economía circular, la movilidad limpia, o la bioeconomía. Pero también surgirán nuevos empleos alrededor de la gestión de nuevas inversiones, el cambio en el sector de la construcción, la extensión de la agricultura ecológica, o la adaptación misma de los puestos de trabajo a sistemas más sostenibles.
También desde el sector de las energías renovables y del transporte público, hasta la educación en sostenibilidad, gestión del agua, gestión de residuos, la planificación de nuevas medidas de salud pública, el cuidado de nuevas enfermedades generadas por el cambio climático, la edificación eficiente energéticamente hablando y respetuosa con el medio ambiente, o las ocupaciones emergentes en la economía circular, etc. son todas ellas nuevas oportunidades laborales generadas por la actual situación donde las mujeres podrían/deberían estar desde el principio. En definitiva, se está gestando una nueva economía del clima que debe incluir desde la acción de las mujeres como agentes del cambio en la apuesta por las energías limpias, hasta el empoderamiento de las mujeres rurales como protagonistas de la fuerza laboral en la producción agrícola. También son las encargadas con mayor frecuencia de la gestión de la alimentación en los hogares y por lo tanto de evitar el desperdicio de alimentos. Buena parte de la información más reciente acerca de la diferente incidencia de los asuntos del clima en hombres y mujeres se citan en el último informe sobre la Nueva Economía del Clima (publicado por World Resources Institute, 2018). Lógicamente, en el deseo de que las mujeres participen más activamente en esta nueva economía del clima es imprescindible que las niñas y jóvenes orienten también su formación académica hacia el aprendizaje de las competencias que demandan estos sectores emergentes. Asimismo, la participación activa formó parte de las conclusiones del encuentro celebrado en el marco de la COP25 el pasado día 10 de diciembre sobre “Cambio Climático y Género: dos realidades interconectadas”, organizado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que contó con la presencia de la Directora General del Instituto de la Mujer y donde la Alta Comisionada para la Agenda 2030 (Cristina Gallach) daba la enhorabuena por haber conseguido que esta Cumbre haya movilizado a las mujeres y las invitaba a que fueran ellas las que aportaran soluciones concretas al cambio climático. Todo ello sin olvidar que a la hora de proponer y participar en las nuevas políticas climáticas y de desarrollo incorporando las diferentes necesidades, prioridades y posibilidades de mujeres y hombres para mitigar los efectos negativos del cambio climático y adaptarse a él, también se ha de potenciar la educación con perspectiva de género, la presencia de la mujer en el ámbito científico, la importancia del lenguaje a la hora de elaborar el discurso, o el análisis de cómo se ocupan los espacios públicos. En definitiva, tal y como se expresa en el informe “Hombres, Masculinidades y Cambio Climático” (Men Engage Alliance, 2017) “el patriarcado es perjudicial para nuestro clima” desde la perspectiva en que los hombres han querido dominar a la naturaleza, de la misma forma que han deseado tener poder sobre los demás (mujeres, otros hombres y menores). Son necesarios nuevos esfuerzos para avanzar en la buena dirección involucrando a los hombres como seres humanos que también son vulnerables a los desastres climáticos. El reto también está en que los niños y los hombres participen en este proceso transformador lejos de las ideas rígidas de la masculinidad, con demasiada frecuencia basadas en la conquista, el control y la dominación. Las mujeres ineludiblemente forman parte de la solución y quieren estar no sólo donde se decide, sino donde se actúa. Nos encontramos pues ante un gran desafío del cambio climático donde no hay soluciones fáciles, ni de un sólo paso. Por lo tanto, trabajar con hombres y mujeres en enfoques transformadores de género para responder al cambio climático no es la única solución, sino una valiosa oportunidad para sincronizar diferentes voces hacia una preocupación compartida.
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